martes, 11 de enero de 2011

Los medios de comunicación ante la violencia de género

Durante mucho tiempo la violencia contra la mujer, estuvo enquistada en el ámbito privado, los distintos movimientos sociales fueron poniéndola en agenda y los medios de prensa en general empezarán a sacar a la luz el tema, haciendo que una amplia capa de la sociedad tomara conciencia de la amplitud y gravedad de un problema que permanecía oculto, en muchos casos mantenido en secreto por las propias víctimas.

No hay dudas que se generó mayor visualización a través de los medios que cumpliendo una función social, ayudan no solo a hacer que la sociedad conciba las dimensiones del problema, sino a crear conciencia crítica frente a los malos tratos, para que contribuya a combatirlo, pero también debemos decir que la tendencia al sensacionalismo que reina en la mayoría de los medios de comunicación distorsiona el foco del problema, condicionando la actitud del receptor en casos como son los de la violencia de dominación que se ejerce con las mujeres.
Como parte de las profundas raíces sociales y culturales de índole patriarcal, los medios en general y toda la industria cultural construyen expresiones que alimentan ese patrón que muestra una visión deformada de la mujer como víctima, mostrándola como objeto sexual, como el sexo débil y dominada, señala en un documento el Instituto Oficial de Radio y Televisión de España.
Ante un hecho de violencia, generalmente como consecuencia de la inmediatez informativa hace que no se reflexione sobre las noticias de malos tratos, menos aún la investigación de las causas y las circunstancias del hecho, además que lo que más vende es la noticia donde corre sangre y desgraciadamente las noticias sobre violencia de género suelen contener este elemento, ya que con o sin muerte, siempre que una víctima sea una mujer, se genera una peligrosa rutina en el tratamiento informativo de los temas referidos a la violencia contra las mujeres, que generalmente son presentados como el punto de partida y no como la consecuencia final.
El impacto sensacionalista
La titulación sintética impuesta por las normas de estilo que cada medio tiene, obligan a esquematizar en pocas palabras, que en la mayoría de los casos son de impacto con dosis de frivolidad y justificación encubierta, recurriéndose al trazo grueso como por ejemplo “Le asestó 25 puñaladas”, “La agarró a martillazos”, títulos que llaman la atención para vender mas diarios, entonces los datos que nos aporta el título, más que informativo es sensacionalista, relegando la denuncia en beneficio del burdo impacto, mediante detalles de la agresión que desplazan el foco de la atención.
La televisión, una especialista en dar respuestas simples a problemas complejos a través de mensajes verbales y no verbales, nos sitúa muchas veces en perversiones informativas para llamar la atención sobre los aspectos dramáticos buscando espectacularidad para aumentar la audiencia, menos aún contribuyen los programas denominados del corazón que en un marco de frivolidad y espectáculo realizan denuncias. Muchas veces estos programas frivolizan sobre el móvil aportando conjeturas, testimonios banales, en definitiva, aportando informaciones superfluas y engañosas.
Generalmente los malos tratos son presentados como un crimen pasional, donde la información importante es el arma utilizada o la gravedad de la agresión, siendo noticioso las dimensiones del arma blanca utilizada o la cantidad de puñaladas, es decir, se tiende a dramatizar en informativos que parecen rality show para llamar la atención, pero para nada ayuda a posicionar a la gente en contra del problema, cuando en realidad es un delito originado en la consideración de inferioridad de las mujeres, por lo que debería estar en las secciones de sociedad y no en policiales, por ser un problema social, de salud pública, ya que la violencia constituye un atentado contra el derecho a la vida, la dignidad, la integridad física y psíquica de las mujeres objeto de violencia.
Como señala la profesora de comunicación, Dra. Marian Meyers, “Las noticias son parte del problema de la violencia contra las mujeres si representan a las víctimas como responsables de su propio abuso. Si se preguntan qué ha hecho la mujer para provocar o causar la violencia. Cuando excusan al agresor porque “estaba obsesionado”, “estaba enamorado” o de cualquier otra forma; y en cuarto lugar, cuando representan al agresor como un monstruo o un psicópata mientras ignoran la naturaleza sistemática de la violencia contra las mujeres”.
El agresor
En síntesis se toma como una noticia de alto impacto y es utilizada para buscar audiencia y como consecuencia de ello rentabilidad económica, razón por la que muchas veces nos encontramos que de manera escrupulosa se muestra a la víctima y no se muestra al agresor.
El agresor muchas veces es justificado con términos como celoso, bebedor, era un buen tipo, un vecino excepcional, cuando quien maltrata e incluso llega a matar a su compañera, no es una buena persona, es un presunto asesino u homicida, mientras que a la víctima se la presenta como una linda mujer, salía con amigas o tenía un amante, acercándonos a la disculpa o la comprensión del maltratador. Todos esos datos en apariencia inofensivos no son brindados de manera inocente, sino que están pensados para desviar la atención de las verdaderas causas y difundir un modelo de mujer como objeto, subyugada, que atenta contra su dignidad.
Los medios de comunicación de masas entendiendo estos de forma general, no sólo la prensa, la radio, la televisión o la publicidad sino también el cine, los videojuegos, la música o Internet siguen persistiendo en representar de forma tradicional a las mujeres y las relaciones entre estas y los hombres. Estas representaciones calificadas a veces de sexistas, estereotipadas, otras veces como degradantes, persisten con fuerza, reforzado en la última década, hasta extremos preocupantes.
Las representaciones de las mujeres que seleccionan los medios, mayoritariamente, se circunscriben al papel de ilustración como modelos sexistas, de víctimas y de personajes del mundo de la farándula, en mucha menor proporción, sin apenas representación, políticas y mujeres que participan en el mercado de trabajo en cualquier profesión.
Como recoge el documento de resultados de la sesión especial de Naciones Unidas, conocida como declaración final de Beijing: “Las imágenes negativas, violentas o degradantes de la mujer, incluida la pornografía, y sus descripciones estereotipadas han aumentado en diferentes formas, recurriendo a nuevas tecnologías de la información en algunos casos, y los prejuicios contra la mujer siguen existiendo en los medios de difusión”.
En la actualidad las políticas públicas generadas en torno al problema de la violencia contra las mujeres afirman que su solución pasa por modificaciones sustanciales en los comportamientos y actitudes, donde no solo de la familia y la escuela, sino que también están señalados los medios de comunicación como instrumento eficaz, a través del cual las personas se informan, conforman sus creencias y forman su opinión.
Al sostener información, publicidad y programas con una imagen negativa de la mujer, no se está ofreciendo una imagen exacta ni realista de los múltiples roles de las mujeres y los hombres, ni de sus contribuciones a un mundo cambiante, por eso la necesidad de lograr la transmisión de una imagen real de las mujeres y un mensaje positivo de su presencia en nuestra sociedad como contribución a cambiar la imagen sexista de la mujer existentes en la percepción pública.
Formación
Pero también es necesario entender que hombres y mujeres trabajadores de prensa fuimos formados dentro de esta cultura patriarcal y a veces hasta clasista, que la mayoría de las veces ante un hecho de violencia la principal fuente de información es la policía o la justicia que aún sigue trabajando con legislación penal bajo el viejo paradigma, por lo que se hace necesario desarrollar programas de formación y sensibilización sobre asuntos de género para las y los profesionales de los medios de comunicación, para fomentar imágenes equilibradas, plurales y no sexistas sobre las mujeres. Esta necesaria formación significará una aportación eficaz para afrontar el problema eliminando los prejuicios culturales y los estereotipos tradicionales para un importante aporte a la igualdad entre hombres y mujeres.
Debo señalar que lo aquí planteado además de hablar de la generalidad de los medios, es fundamentalmente una autocrítica al tratamiento informativo que dimos y muchas veces damos desde nuestro medio a la violencia en general y la violencia de género en particular, razón por la que estamos trabajando junto a diferentes instituciones, no solo para realizar un aporte de conocimientos para la sensibilización de esta problemática, sino que también estamos tratando de aprender, conocer y concientizarnos que es necesario huir del tremendismo, construyendo mensajes equilibrados que ayuden a construir una sociedad cada vez menos violenta.
Miguel Peiretti
Director

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