jueves, 14 de julio de 2011

A 35 años del Golpe de Estado Poner fin a las dictaduras en democracia

El 24 de marzo de 1976 el terrorismo de Estado no solo asesinaba a quienes en democracia habían elegido la vía de las armas para imponer un sistema para la búsqueda de la igualdad y la libertad, sino que fueron chupados de sus hogares y de sus trabajos haciendo víctima a mujeres y hombres democráticos a muchos inocentes por figurar en alguna agenda, por denuncias motivadas por odio, o simplemente por tener un posición ideológica diferente, como así también en otros casos para apropiarse de capitales o propiedades acusando de estar al servicio de los insurrectos.

Muchos fueron los que padecieron su inclusión en las denigrantes listas negras que impedían desarrollar vocaciones y talentos, silenciando a una gran parte de la ciudadanía. Muchos fueron los que tuvieron que marchar al exilio por persecución  o temor.
La censura, el golpe a los libros, al cine, a la cultura y a la educación fue otra de las estrategias militares necesarias para el cumplimiento integral del terrorismo de Estado para el control y disciplinamiento de la sociedad que seguimos padeciendo a 35 años del genocidio más atroz de la historia argentina.
La crisis del sistema capitalista que raja la tierra, impuso y sigue imponiendo a los obedientes gobiernos tanto nacional, provincial como municipal, de ajustes y recortes en el gasto público para la atención de la salud, la educación y la cultura, mientras por otro lado siguen a través de perfectas excusas vaciando nuestros recursos a costa de terminar con nuestro futuro.
A 35 años del inicio de un sistema que aún hoy seguimos padeciendo, la falta de trabajo y el hundimiento de la educación pública, son los principales factores que atentan contra la juventud. La droga, el alcoholismo entre otros padecimientos sociales de la juventud son resueltos a través de la represión policial.
Las mujeres son separadas de sus estudios, trabajos y amigos para ser sometidas y esclavizadas para la trata de personas para la explotación sexual con la complicidad de gobernantes, jueces y policías.
La depredación de los recursos naturales con la expansión de la patria sojera, la deforestación y la contaminación entre otras tantas cosas son atropellos que seguimos padeciendo con la complicidad de los democráticos gobernantes.
Ante estas permanentes violaciones a los derechos humanos, tanto izquierdas como derechas en sus eternas peleas, van dejando deudas descomunales creando una crisis social que profundiza la miseria y la desigualdad en un país donde la tierra nos regala todo.
Los dirigentes de todos los partidos sin excepción y en todos los niveles siguen sometiendo para mantener este perverso sistema a través de las prebendas, coimas, compra de voluntades, extorsión entre otros tantos mecanismos que generan una forma egoísta de vida e indiferente, desalentando la participación para evitar el control y de esa manera seguir sustentándose en el poder, sin importar la vida del trabajador, del estudiante, reduciéndose al enriquecimiento de los gobernantes ante la mirada silenciosa de los gobernados.
Para el logro de este sometimiento mantienen el aparato represivo policial, imponen la tendencia de sobrevalorar la seguridad, los derechos civiles, los derechos justiciables para lograr la apatía, la desesperanza en concordancia con la globalización neoliberal. Vemos como día a día más localidades se someten a la imposición del Pentágono, promoviendo vigilar al ciudadano a través de grupos organizados, la instalación de cámaras de seguridad bajo la gran mentira de mejorar la seguridad del ciudadano en una clara violación de los derechos a la intimidad y la identidad de las personas, establecidos en convenciones internacionales, mientras el delito sigue en franco crecimiento.
En esta celebración del día nacional de la memoria por la verdad y la justicia, es necesario reivindicar los juicios por delitos de lesa humanidad que se vienen llevando a cabo para que el pueblo conozca la verdad y a través de la memoria no se repita la historia, pero al mismo tiempo es necesario que como ciudadanos tomemos conciencia de la violación a nuestros derechos a la que diariamente desde el Estado nos someten. Debatir, participar, salir del individualismo es poner fin a los atropellos a los derechos humanos que seguimos padeciendo, es romper con dictaduras en democracia para poner fin al golpe a la educación y la cultura que en la actualidad el sistema sigue sosteniendo para disciplinar a las nuevas generaciones.
Miguel Peiretti
Director

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