miércoles, 20 de febrero de 2013

En Morteros se comienza a gestar un nuevo fenómeno social a través de pandillas

Los vecinos que residen sobre calle Alvear plantearon a las autoridades policiales y municipales que en los últimos meses ese sector de la ciudad es punto de encuentro de grupos de jóvenes sobre todo en horarios nocturnos quienes producirían ruidos molestos y destrozos, además de generarse peleas entre ellos.
Esta situación genera inseguridad y temor en los vecinos que dicen encontrarse indefensos ya que manifiestan que hasta el momento no encontraron respuesta a los planteos formulados ante las autoridades.
Esto se suma al hecho ocurrido días pasados en barrio Sucre donde un auto apareció rayado de punta a punta con insultos escritos y la importante cantidad de hechos de violencia callejera que sobre todo se generan los fines de semana desde hace varios años, teniendo como protagonistas en la mayoría de los casos a adolescentes y jóvenes los que son reprimidos por la policía al salir de locales bailables donde son alcoholizados.
Los grupos denominados como pandillas a medida que van ganando terreno cincelan el perfil de la ciudad, por lo que nadie puede hacer caso omiso a está nueva problemática social que pareciera estaría comenzando a instalarse en la ciudad.
Este tipo de situación denominada por algunos antropólogos como cárcel cultural para los adolescentes y los jóvenes que tendría una relación directa con el sub mundo de las drogas, según manifiestan diversos estudios comienza a desarrollarse con la escritura de grafittis en las paredes, algunos disturbios y ocasionales hechos delictivos como producto de una tradición de violencia institucionalizada en la familia, fácil acceso a armas de fuego, desempleo por impedimento de su condición social y educativa, destrucción de las unidades familiares, pérdida de credibilidad en las figuras de autoridad, abuso de substancias y el predominio del dinero a través de drogas, atracción de violencia en la cultura, en los medios y en la TV, inclinación natural de los jóvenes por la solidaridad, el sentimiento de seguridad y pertenencia y falta de alternativas educativas y sociales, entre otras reemplazadas por actividades callejeras, lo que hacen que se desarrollen en un ambiente hostil, encontrándose marginados dentro de la misma marginación.
Al tratarse de un fenómeno social no se resuelve con la instauración de un modelo rígido de represión, ya que los jóvenes seguirán experimentando la violencia e injusticia a diario, en las calles, en las escuelas y en su búsqueda frustrada de trabajo. Por lo tanto es necesario que exista una firme decisión política de enfrentar esta nueva problemática que está comenzando a gestarse en nuestra ciudad con un enfoque multidisciplinario a través de programas de ayuda concreto que permita resolver las situaciones que están viviendo.
Si bien no estamos exentos podemos decir que no hemos llegado a terribles situaciones, pero si con está problemática se mira hacia otro lado como se viene haciendo con el alcoholismo, las drogas, la nocturnidad, la prostitución entre otros temas, las balas, machetes, cuchillos y palos que este fin de semana pusieron de manifiesto la violencia existente, en un futuro no muy lejano pasaremos a tener espacios públicos sitiados con víctimas que lamentar.