domingo, 7 de junio de 2015

Dar vos a quienes no la tienen

“El periodismo es el mejor oficio del mundo” decía el premio Nobel Gabriel García Márquez. No hay dudas que es el mejor trabajo por tener el privilegio de ser testigo de lo que pasa y poder contarlo, relatar, no como vanguardias iluminadas e imprescindibles. Sino junto a la sociedad de la que somos parte.
Sin complacencias ni complicidades transmitir el relato de la gente para suplantar hambre, narcotráfico, muerte, desolación, analfabetismo, desempleo, violencia, corrupción, desinformación, desencuentro, sensacionalismo construyendo conciencia de justicia, verdad, esperanza, futuro, crecimiento, trabajo, identidad, diálogo, integración, alegría y orgullo como parte de un presente palpable de una realidad comunitaria mejor, frente a lo que aniquila la esperanza es la gran satisfacción que nos brinda este oficio que con pasión elegimos, además de ser el gran desafío.
Sostener que el periodista debe solo debe informar objetivamente es la ficción que imponen las minorías para que nunca se conozcan sus verdaderas intenciones, es una falacia que trata de imponer el sistema para des empoderar al pueblo, tratando de ponernos en un supuesto lugar desideologizado cuando debe existir un compromiso político del periodista para ser el oído y transmisor del ciudadano de a pie, de sus broncas, investigar y denunciar situaciones de injusticia que destruyen los valores humanos. Escarbando en las profundidades de la noticia, dando respuestas a la sociedad, explicando el cómo y el por qué ocurren las cosas, llevándolas al centro del debate para ayudar a transformar a través de la palabra para cambiar la realidad, como lo hicieron Belgrano, Moreno, Monteagudo, Castelli, Mitre, Deán Funes entre otros señalando una clara posición del lugar que estos periodistas militantes, dueños de periódicos, en su momento dictaban su subjetiva doctrina para no dejar que le roben las esperanza al pueblo de ser libre.
La celebración del día del periodista, no es una fecha para que recibamos congratulaciones sobre este oficio, que escogimos libre y voluntariamente con pasión por lo que hacemos, sino para que reflexionemos, si en el ejercicio de nuestro trabajo lo hacemos por el beneficio colectivo, consientes que se requiere de libertades que son irrenunciables, porque como lo decía Tomás Eloy Martínez: “El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un texto insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo”.
Publicar solo gacetillas de prensa es ser un servidor a los intereses de proliferadores de la desolación que tratan de impregnar con noticias propias para dibujar la realidad. Nuestra misión no es quedar atrapados en la agenda de los demás, sino colaborar para que la sociedad colectivamente fije su propia agenda, porque la verdadera libertad no se aprende sino practicándola.
Como señala Carlos Del Frade “Cada relato que alguien te hace, te presenta un mundo de rebeldía, bronca y miedo que se abre ante tu conciencia para que se lo cuentes a los demás. Es un privilegio. Más que nunca es fundamental escuchar bien para contar bien. Porque entre decir y callar la diferencia es nada menos que el ciento por ciento”.

Escuchar bien a nuestro pueblo para contar bien lo que sucede, como garabateaba Rodolfo Walsh, de eso se trata el ser periodista, dar vos a quienes no tienen vos, formando parte del amplio universo de las mayorías, por eso es el mejor trabajo del mundo.

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