viernes, 10 de julio de 2015

Crónica de una realidad negada

«Siempre hay una causa detrás que te lleva a iniciar el consumo» fueron las primeras palabras en la charla-debate con testimonios de adictos y familiares organizada por Grupo Dar, en conmemoración del «Día Internacional en la lucha contra las Drogas», expresada por Luis un joven que va a cumplir 22 años y hace siete que lucha para salir de las adicciones, evidenciando como se puede entrar en contacto con las sustancias que de una u otra forma serán la acertada detonación para desvanecer aspiraciones, cuando ni siquiera la muerte se sabe cómo se pronuncia.
Durante siete años de su vida durante el día la pasó cerrado en una habitación consumiendo y por la noche salía a robar para conseguir el dinero para entregar a los mercaderes de la vida a cambio de unos gramos. La radiografía que muestra este adicto en recuperación que al mismo tiempo señala que la sociedad lo marcó y no logra reinsertarse en el mundo laboral por sufrir el juzgamiento por lo vivido, marca la profundidad del drama en Morteros que se repite un una inmensa cantidad de pibas y pibes que a los 11, 12 años se introducen en el mundo de las adicciones, mientras los candidatos caminan las calles prometiendo seguridad desde la moda dominante como son los espejitos de colores para filmar a las victimas con el propósito de cuidar los bienes materiales de los sectores de poder, mientras los chicos se seguirán perdiendo en los agujeros negros de la ciudad estragada.
«Somos un grupo de padres que vemos que la problemática en Morteros es cada vez más grave, pero no somos un ejército para dar batalla al narcotráfico» puso de manifiesto Norberto un padre que trabaja para visibilizar el daño que causa la droga como postal de la realidad que es consecuencia de ese colosal mercado ilegal que se viene incrementando en los últimos años sin pistas políticas de terminar con ese desbordamiento, a pesar que en medio de la campaña unos hablan de transformar la realidad y otros prometen ser el cambio para la ciudad.
No solo se consume marihuana y cocaína, comenzó a ingresar LSD a Morteros, son muchos los chicos y chicas que consumen esta droga explica Norberto quien al mismo tiempo sueña con armar una casa de recuperación regional, esperando que los gobiernos realicen los aportes económicos necesarios, pero al mismo tiempo se queja que los políticos y la policía ponen palos en la rueda. 
«En el Ipem 286 se consumía marihuana en el aula, lo hice público y fui atacado» dice mientras deshilvana su historia vincular con pérdidas y acercamientos, regocijo con quebranto y tristezas sin alegría al enfrentarse a una costa que se aleja más velozmente que sus brazadas. Quizás sirva para seguir nadando, como enseñara Galeano con el horizonte.
«Quien cae en la droga tiene tres caminos, la cárcel, la muerte o un centro de rehabilitación, como padres es muy difícil pasar por situaciones como estas, pero nada se gana con esconder. El ocultar terminará con nuestro hijo preso o muerto, el buscar ayuda nos da la posibilidad que se rehabilite» enfatiza una mamá que acompaña a su hijo en el proceso de recuperación para ganar a la consecuencia de la dinámica social injusta en la que viven sus protagonistas.
En el fondo de la sala un hombre de unos 40 años, narró como desde los 13 años fue haciendo rodar la ruleta rusa de los vencidos dejando librado a su suerte el orfanato de su cerebro, intentando sacar la sortija para una nueva vuelta en internaciones voluntarias, incorporándose a alcohólicos anónimos, manicomios, adictos anónimos llegando a Morteros sin tomar alcohol y sin consumir sustancias, «acá recaí otra vez. Ahora estoy en el Centro Cultural coordinando un grupo de Alcohólicos Anónimos los días sábado, porque sin alcohol no consumo drogas».
Un encuentro que contó con la participación de un grupo de jóvenes y unos pocos adultos que en el debate exteriorizaron aflicción y angustia incrustada en la exacta localización en que la garganta se desploma para hacerse clamor, para seguir subsistiendo. Es el mismo rostro del alarido ante la mugre y la perversidad como imagen perfecta que denuncia la no justicia, la no vida, mientras tanto, los últimos días de la campaña política languidece entre un mar de dinero nunca esclarecido de donde se obtiene, mientras las discusiones en torno a la complicidad política con el narcotráfico y otras mafias no fueron tocadas.
La ausencia de quienes tienen la responsabilidad política, policial y judicial, al igual que la inmensa mayoría de las 63 ciudadanas y ciudadanos de Morteros que son candidatas y candidatos a ocupar el gobierno municipal indican que no están mirando la fotografía que deja al desnudo el relato de la crueldad que vuelcan una, diez, mil veces sobre los cuerpos estragados. Los mismos cuerpos que después serán hechos trizas en danzas milenarias por las manos de los núcleos duros del autoritarismo, la amenaza sombría de un sistema institucional frágil que los políticos proyectan alimentar instalando cámaras de seguridad, más móviles y más policías para que la seguridad ciudadana sea que cada vez más insegura.
Los tres partidos políticos que pretenden llegar al gobierno municipal no tienen planteado en sus plataformas de gobierno dar batalla a las mafias locales teniendo plena coincidencia en dejar que se siga envenenando el destino de la niñez, la adolescencia y la juventud, para después buscar culpables detrás de los árboles para rasgarse las vestiduras midiendo con la vara herrumbrada de sus conveniencias los deseos y urgencias para resguardar su propio coto de poder.
Después del acto electoral poco tiempo habrá para destapar champanes. El número redondo que culturalmente da para festejo termina salpicado brutalmente por los nichos donde la democracia todavía no apareció.

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