jueves, 1 de febrero de 2018

El asesinato del alumno salesiano Rafael Nahuel: Si no reaccionamos ante el brutal asesinato a manos del Estado ¿Ante que reaccionaremos?

Esa fue la pregunta que formuló uno de los sacerdotes salesianos que conoció al joven Rafael Nahuel, a poco de conocerse los hechos de violencia en Lago Mascardi, Río Negro contra la comunidad Mapuce Lof Lafken Winkul mapu. ¿Es necesaria esta violencia, esta descalificación racista, esta muerte injusta?, se pregunta uno de los inspectores de la obra salesiana oriundo de la misma provincia que el joven de origen Mapuche.
El Padre Ángel Tissot, en una carta expresa. «Todas las muertes importan. Pero si como iglesias no reaccionamos ante el brutal asesinato de un hermano de nuestras comunidades a manos del Estado... Ante qué reaccionaremos???».  Al mismo tiempo indica que no se puede sacar la imagen del Rafita que participaba de los campamentos de las comunidades, su triste historia, su lucha por la vida... su fragilidad. «Que impotencia saber que el mismo estado es el que comienza a matar a los pibes». 
El mismo sacerdote conocido popularmente como «Angelito», que sigue las enseñanzas de «Don Bosco» en la actualidad en la Villa Itati de Quilmes con todo su potencial de base en los sectores más vulnerables, pide a los cristianos «Cambiemos la palabra guerrilleros, delincuentes y empecemos a hablar de hermanos, hijos, amigos...»
«Rafa era uno de nuestros jóvenes de «El Frutillar» en el alto barilochense, participaba de los campamentos de las comunidades y el recuerdo que dejó en los Salesianos es imborrable. ¿Es necesaria esta violencia, esta descalificación racista, esta muerte injusta?. Totalmente injustificable!!!», sobre el asesinato de Rafael Nahuel, expresa el Padre Manolo Cayo, oriundo de la provincia de Río Negro, quien hasta principio de año ocupó la Insectoría Salesiana de la que depende la obra salesiana de Colonia Vignaud.
El salesiano que en la actualidad es inspector de la obra en Perú en su Facebook al responder a unos de sus seguidores expresa: «No se puede banalizar un reclamo del pueblo Mapuche que viene de lejos (y que la Iglesia acompaña) diciendo que es sólo de un grupito ideologizado, vende patria, guerrillero, etc... es el gran juego de los poderosos para desacreditar un reclamo legítimo y tan poco escuchado, que hace que muchas veces no quede otra alternativa que la protesta». 
«La mayoría de los que participan de estas protestas son personas a las que les preocupa el bien común y los derechos de los más postergados, no están manipulados o engañados. Que haya alguna que otra persona con otro interés, no desacredita el compromiso genuino de tantos...», aclara.
Rafael Nahuel, de 22 años, fue víctima de las balas de plomo que recibió en su glúteo llegando hasta el tórax por parte de los efectivos del grupo especial de Prefectura Albatros, Policía Federal y Gendarmería Nacional, en Villa Mascardi cerca a Bariloche por defender los derechos de los pueblos originarios.
Rafa de oficio herrero, quien residía en El Frutillar, un barrio de la parte alta de San Carlos de Bariloche, alejado del centro turístico, se había integrado al Centro de Formación Integral Don Bosco de los salesianos que animan desde la Parroquia San Cayetano, para acompañar a las familias más relegadas, para que puedan vivir con más dignidad. En esa escuela aprendió diferentes oficios como carpintería y herrería, inclinándose por esta última actividad que le servía como sustento de vida.
«Rafa, No era un ‘delincuente’, o un ‘mapuche violento’, o ‘un indio que se la merecía’ como dicen en comentarios en las redes sociales los que hace rato perdieron su última gota de dignidad», denunció una de las docentes, de la escuela Don Bosco, en Frutillar.
Los cómplices civiles de la última dictadura militar, hoy integrantes del gobierno que dispone de medidas para que el extranjero tenga libremente las tierras, terminó por asesinar por la espalda a este joven que según expresan todos quienes los conocían venía creciendo para vivir con mayor dignidad, pero justifican el hecho, haciéndole creer a la sociedad por intermedio del ejercito mediático, que se trata de un enfrentamiento, de la misma manera que lo hacían cuando aniquilaban a los militantes sociales en los setenta, para después todos salgan a repetir como loros «Por algo será» o «Algo habrán hecho».
Quienes lo conocieron y compartieron con él, coinciden en que Rafael Nahuel, quien desde su niñez vino sorteando las diferencias sociales, se había transformado en un ejemplo para la juventud, después de que desde los salesianos le dieran la posibilidad de educarse y formarse laboralmente, sumándose al emprendimiento colectivo de construcción que ellos mismos inventaron para alcanzar la dignidad que el perverso sistema les niega.
La bala que asesino a «Rafa» no es una bala al azar, sino que fue para asesinar el ejemplo de los pibes que demuestran que es posible una vida digna, siendo protagonistas en la construcción de sus propios sueños. Los asesinan porque no le sirve a la sociedad de consumo que evita que se enamoren de la palabra transformación y revolución para que quienes necesitan de un pueblo sumiso para la explotación se puedan quedar y llevarse la riqueza nacional.
Es hora de evitar que se repita la historia,  entendiendo como bien lo señala el Padre Inspector Manuel Cayo, «es el gran juego de los poderosos para desacreditar un reclamo legítimo», pero sobre todo quienes dicen ser buenos cristianos deberán responderse a sí mismo la pregunta formulada por el Padre Ángel Tissot, Si no reaccionamos ante el brutal asesinato a manos del Estado ¿Ante que reaccionaremos?

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